EDUCAR EN TIEMPOS DE POLARIZACIÓN EN COLOMBIA: CÓMO APOYAR A JÓVENES ESTUDIANTES EN ENTORNOS HOSTILES Y AGRESIVOS
La creciente polarización que atraviesa a Colombia, expresada en redes sociales, medios de comunicación y conversaciones cotidianas con lenguajes agresivos y posiciones extremas, no solo impacta el debate público, sino también la formación emocional y ciudadana de niños y jóvenes. En este contexto, tanto las familias como los colegios tienen un papel fundamental: ofrecer a los estudiantes herramientas para comprender las coyunturas sin miedo, desarrollar pensamiento crítico y cultivar la tolerancia y el respeto por la diferencia.
“Educadores y psicólogos coinciden en que el clima social actual puede
generar en los estudiantes ansiedad, confusión o actitudes de rechazo hacia
quienes piensan distinto. Por eso, el acompañamiento desde casa y desde las
instituciones educativas debe ir más allá de la contención emocional: también
debe enseñar a disentir sin agredir, a filtrar la información, y a construir
una visión plural del país. Aprender a dialogar, a escuchar y a cuestionar con
respeto es tan importante como cualquier competencia académica,” señala Luis
Eduardo Rivas, Rector del Colegio Bilingüe Richmond.
Teniendo en cuenta la necesidad de que las instituciones educativas y las
familias trabajen de manera articulada para proteger el entorno emocional de
los estudiantes y ofrecerles herramientas para interpretar lo que ocurre,
procesarlo y actuar con criterio y empatía, el Colegio Bilingüe Richmond brinda
a continuación algunas recomendaciones a contemplar en estos escenarios de
hostilidad:
1. Nombrar lo que está ocurriendo, sin miedo pero con criterio
Los niños y jóvenes están expuestos a información desde edades muy
tempranas. Silenciar los temas difíciles no los protege; por el contrario, los
deja sin referentes. Es importante generar espacios de conversación guiada,
donde puedan expresar sus dudas, emociones o temores frente a lo que ven en su
entorno, y donde adultos confiables ayuden a contextualizar, contrastar y dar
sentido a lo que sucede.
2. Enseñar a disentir sin agredir
El pensamiento crítico se forma a través del contraste de ideas, pero
también del ejemplo. Como adultos, es importante mostrar que se puede opinar
diferente sin insultar, sin descalificar, sin generalizar. Por ejemplo, el
Colegio Bilingüe Richmond promueve ejercicios pedagógicos como los debates
argumentativos y círculos de diálogo, donde los estudiantes practican la
escucha activa, la empatía y la construcción colectiva.
3. Fortalecer el conocimiento digital y emocional
En tiempos de sobreinformación, no basta con enseñar a “no compartir fake
news”; también debemos formar estudiantes que sepan identificar emociones como
la rabia o la frustración, y decidir cómo expresarlas sin violencia. Esto se
logra a través de programas de educación emocional, pensamiento ético y
ciudadanía digital. Las familias pueden complementar este esfuerzo conversando
sobre lo que se consume en redes sociales y validando las emociones sin
juicios.
4. Crear entornos seguros donde la diferencia no sea amenaza, sino riqueza
Una comunidad escolar sana no es aquella donde todos piensan igual, sino
aquella donde se aprende a convivir en medio de la pluralidad. Es importante
trabajar activamente por crear un ambiente de respeto y apertura, donde el
diálogo intercultural, la diversidad de pensamiento y la inclusión no sean
discursos, sino experiencias vividas. Las familias tienen en casa la
oportunidad de reforzar estos valores a través de ejemplos cotidianos,
narrativas diversas y espacios para conversar sin prejuicios.
5. Cuidar el lenguaje: lo que decimos, lo que callamos y lo que repetimos
El lenguaje que se usa en casa y en el aula moldea la forma en que los
niños ven el mundo. Es fundamental evitar expresiones que perpetúen la
violencia verbal, los estereotipos o el odio hacia quienes piensan distinto.
También es importante revisar los mensajes implícitos: los memes que se
comparten, los chistes, las generalizaciones que dejamos pasar.
En definitiva, educar en tiempos de polarización es una oportunidad para
sembrar en las nuevas generaciones las bases de un país más empático, más justo
y más consciente. “En este esfuerzo, cobra especial relevancia el
desarrollo socioemocional, como lo demuestra el programa TYQUY del Colegio
Bilingüe Richmond, que integra prácticas restaurativas y un Código de Honor
para fortalecer habilidades como la empatía, la autorregulación y la toma de
decisiones responsables, promoviendo una cultura escolar centrada en el
bienestar, la convivencia armónica y la formación de ciudadanos conscientes”, concluye Rivas,
Rector del Colegio Bilingüe Richmond.
Sobre el Colegio Bilingüe Richmond:
Con más de 30 años de experiencia, nuestra filosofía pedagógica basada en
Reggio Emilia, hace que el estudiante sea el protagonista en cada uno de sus
procesos y de la mano de la academia y de la familia logre un resultado
integral a través de la exploración e indagación, gracias a esto tenemos la
formación de líderes competentes, conscientes de un entorno, con procesos
comunicativos asertivos y constructores de su propia vida. En 2024 el CBR
recibió su cuarta acreditación Great Place to Study.
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