MANGLARES DEL PACÍFICO VALLECAUCANO: CULTURA, COMUNIDAD Y CONSERVACIÓN TERRITORIAL
El Día Internacional de la Defensa del Ecosistema Manglar es una fecha para reconocer y proteger uno de los hábitats más estratégicos para la vida en el planeta. En Colombia, existen cerca de 298.000 hectáreas de manglar, de las cuales el 70 % se ubican en el litoral Pacífico, una región profundamente conectada con estos ecosistemas como fuente de alimento, cultura y economía.
Los manglares cumplen funciones vitales: actúan como barreras naturales
frente a tormentas, filtran contaminantes, almacenan carbono y sirven de
refugio y zona de crianza para numerosas especies marinas, entre ellas, peces,
cangrejos, moluscos y aves migratorias. Esta biodiversidad sustenta la pesca
artesanal y garantiza la seguridad alimentaria de muchas familias ribereñas.
En el Valle del Cauca, se encuentran las siete especies de mangle
reportadas para la región: Rhizophora mangle, Rhizophora racemosa, Avicennia
germinans, Pelliciera rhizophorae, Laguncularia racemosa, Conocarpus erectus y
Mora oleifera. Esta diversidad permite funciones ecológicas complementarias,
como la fijación de sedimentos, purificación del agua y resiliencia frente al
cambio climático, que ya impacta las costas del Pacífico colombiano.
La Resolución 0721 de 2002 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
reconoce oficialmente 32.073 hectáreas de manglar en el Valle del Cauca,
distribuidas en diez cuencas: Anchicayá, Cajambre, Raposo, Mayorquín,
Yurumanguí, Dagua, Naya, Bahía Málaga, Bahía Buenaventura y San Juan. Estos
ecosistemas conforman una red ecológica y productiva que la CVC protege desde
1998, mediante una veda indefinida.
La Corporación lideró estudios de monitoreo en 2007, 2014, 2019 y más
recientemente, entre 2021 y 2023, en articulación con comunidades locales. El
nuevo estudio técnico, actualmente en proceso de validación por el Minambiente,
permitirá actualizar oficialmente el estado del ecosistema que, se estima, ha
aumentado en extensión. Estos datos orientarán estrategias de restauración,
delimitación de zonas sensibles, gobernanza territorial y educación ambiental.
“Las áreas marino-costeras del Pacífico vallecaucano no se protegen solas. Es gracias a las
comunidades cuidadoras, como los consejos comunitarios, las mujeres piangüeras,
los pescadores artesanales y sus dinámicas de protección, que hemos avanzado en
la conservación de este ecosistema estratégico. El manglar no es solo barrera
natural: es cuna de vida marina, fuente de alimento y parte esencial del
equilibrio ecológico. Desde la CVC, acompañamos su defensa con enfoque territorial,
cultural y comunitario”, afirmó Helem Alexander Ruiz Palacios, director
territorial de la Dirección Ambiental Regional (DAR) Pacífico Oeste.
Las comunidades costeras han sido actoras clave en este proceso. En
Buenaventura, grupos de mujeres piangüeras han transformado sus prácticas de
recolección hacia modelos de manejo sostenible, restauración de áreas
degradadas, descansos voluntarios y educación ambiental.
“Hoy la gente entiende que, si destruye el manglar, destruye su propia
vida. El manglar no solo alimenta, protege y sostiene a las comunidades:
también es parte de su historia, su economía y su territorio”, expresó Jorge
Antonio Viveros Batioja, profesional de dicha DAR.
También destacan experiencias como la de los Guardianes del Manglar,
conformados por excorteros de mangle de Punta Bonita, río Cajambre, quienes
pasaron de la tala al cuidado del ecosistema. Hoy lideran labores de vigilancia
comunitaria, reforestación de zonas críticas y monitoreo de fauna.
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