LA ETERNA HUELLA DE ANA RUTH VELASCO EN EL TEATRO Y EL ARTE

 


Ana Ruth Velasco, cariñosamente conocida como Ruquita, nació el 28 de septiembre de 1932 en Buenaventura y fue criada en Cali, Valle del Cauca. Esta mujer dejó una huella imborrable en el mundo del teatro y el arte.

Desde temprana edad, Ruquita demostró una pasión innata por el arte y el teatro. Su espíritu creativo la llevó a liderar obras de teatro y danzas folklóricas en el colegio San José de Cali, donde disfrutaba jugando a ser maestra de sus amiguitas y compañeras.

A pesar de comenzar su carrera como secretaria de la Junta de Deportes del Valle del Cauca, Ruquita nunca dejó de soñar con ser actriz. Su vida cambió cuando, a los casi 22 años, tuvo la oportunidad de conocer la Escuela de Teatro de Bellas Artes de Cali. Su talento fue reconocido por el Maestro Enrique Buenaventura, quien la aceptó en la escuela, dando inicio a su destacada carrera artística.

Ruquita se convirtió en una figura icónica del Teatro Escuela de Cali (TEC), donde interpretó papeles memorables en obras como "La Maruchenga" y "Luisita". Su actuación fue aclamada por el público de la época y dejó un impacto duradero en el mundo del teatro.

Sin embargo, su legado no se limitó a su faceta como actriz. Ruquita se destacó como una auténtica maestra en todo sentido de la palabra. Su pasión por el arte y su espíritu generoso la llevaron a trabajar incansablemente para llevar el teatro a las comunidades más vulnerables de Cali y el Valle del Cauca.

Ruquita fundó el Festival de Teatro de Títeres "Ruquita Velasco", un evento de renombre nacional e internacional que trascendió fronteras y dejó un valioso legado para Colombia y el mundo. Además, dirigió escuelas y academias, como "Mundo Creador" y "El Taller del Niño", lugares de educación a través del juego artístico.

A través de su filosofía única, Ruquita inculcó el amor por el arte y el teatro a cientos de niños, convirtiendo sus sueños en realidad. Su dedicación y entrega le valieron el reconocimiento y la admiración de toda una comunidad que la considera un verdadero ángel en la tierra.

Como madre ejemplar y esposa amorosa del artista Nazario José Claros Caicedo, Ruquita dejó un legado de amor, cariño y alegría en su entorno familiar y en todos los corazones que tocó.

“Ella se ganó el corazón de tanta gente por su modo de ser, tan llena de amor. Ella era una persona que recibía a todo el mundo con cariño. Si pudiera hablar con ella, le diría que quisiera verla nuevamente”, expresa su esposo.

El legado de Ruth perdurará en cada escenario y en cada corazón de las personas que la conocieron. Una de ellas fue Sara Victoria Muñoz Villarreal, directora del grupo profesional Titirindeba y del Instituto Departamental de Bellas Artes, describe a Ana Ruth Velasco como una mujer maravillosa, amorosa y tierna.

 “Ruquita dejó una huella importante en Titirindeba, transformando su línea de trabajo y creando tres líneas distintas: artística, pedagógica y administrativa. Su enseñanza más valiosa fue la pasión y el amor por el trabajo, permitiendo que todos aportaran sin cohibiciones”, recuerda Sara.

Ruquita también fue pionera del teatro infantil en Cali y se destacó por su inclusión, trabajando con diversas comunidades vulnerables. Su legado en el arte y el teatro es invaluable, habiendo permitido el acceso cultural a niños de diferentes estratos.

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