UNA TRAVESÍA INCREÍBLE
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Por María Angélica Aparicio P. Subir la empinada montaña hasta la cima y ver el paisaje que se desprende desde la altura, no era el plan que ofrecía la Federación Colombiana de Motonáutica. Por supuesto que podía convertirse en una experiencia de avistamiento de aves o de mamíferos con la ropa adecuada, las ganas en su más alta efervescencia y los zapatos de suela gruesa indicados para tal fin. Pero la propuesta era otra. Se trataba de recorrer las vías fluviales del oriente de Colombia por el Meta, Vichada y Casanare; el viaje consistía en vibrar, extasiarse y sentir nuestros ríos y la naturaleza de sus orillas. Había que viajar en lanchas de motor y mojarse bajo los aguaceros torrenciales. Serían jornadas largas, donde el agua y el viento representarían los protagonistas centrales de la aventura. Tras un cruce de carreteras y túneles increíbles, llegar al departamento del Meta significaba el comienzo de un todo. Era un plan organizado con meses de antelación por la Fede...